Yace un invierno en tus ojos, ya comienzan a ivernar.
Tu cuerpo frío en silencio, ya comienza a calentarse,
Estas aquí, a mi espalda, tapada de abrigos, en sueño.
Yo me siento más que nunca en compañía, aquí te tengo.
Y aunque no pueda abrazarte, sé que estarás igual,
Sé que yacerás dormida a mi espalda, aunque sea por un rato.
Sé que deberás estar soñando, sigue así, quisiera tenerte así por siempre.
Porque cuando duermes, tu alma se sienta a mi lado, a conversar,
Y cuando rompemos en silencio, ahí es cuando despiertas.
Llegará la primavera, y estarás calida, saldrás de tu cueva.
Tomaremos unos tragos a la luz del sol, servirás sonrisas.
Y verás que todo es posible, hasta que se esconda el sol.
Llegada la noche, conocerás las sombras de un amor tibio,
Podrás creer en lo que quieras, hasta nadar en el cielo,
Transformarás tu mente en un infierno,
Pensando en que el invierno pronto arrojara los dados.
Pero ese rato ya ha pasado, ahora te alejas de mí,
Ya camino a casa, no creo que puedas pensar,
En que el sueño que has soñado, se ha borrado de tus ojos.
Porque sueño que aquí sueñas, soñando ha de quedarse aquí solo.
A la semana siguiente, todo será lo mismo,
Mientras tanto esperaré inconciente, a que pase el tiempo,
Para que cinco margaritas muy marchitas, den de anuncio tu llegar.
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