Una suave brisa pérdida,
Hacia mecer tu pelo en primavera.
Junto a las olas de un mar imaginario,
Que tanto nos costó crear.
De pronto te veo recostada sobre la gramilla,
Tus brazos se agitan al compás de tu voz.
Y alcanzo a ver una sonrisa, que ha de quedarme grabada,
Ya tus labios desertaron, y junto a los míos.
De rato en rato te pierdes, luego sonríes.
Rozas tus manos por mi cuello, sigues sonriendo.
Ya tus ojos se entrepierden, llamas al silencio.
Te recuestas en mis piernas, y te duermes.
Veo pájaros que vuelan a lo alto, se cantan entre sí,
Se siguen, se buscan, pero tarde se encuentran.
Veo el mar a plena luz, su reflejo me enceguece,
Ya de pronto se oscurece, llegó el atardecer.
Se liberan tus ojos, justo a tiempo, tu conciencia.
No hay palabra que al oído, con su gracia alegre.
Mas tu mente desenvuelve, ese papel tan cautivante,
Te levantas de repente, ya es hora de marcharse.
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