Enciende la pasión que al fuego intimida tanto

¡Ho!, perfecta mujer que a mis ojos desgarran,
Si hasta cada centímetro de tu cuerpo podría esculpir.
Veré tus piernas con ansias de parar a tomar un descanso,
Y a la mañana, te juro, me esforzaré por partir.

Suave, mi consejera niña, apiádate de mi,
Ahógame en tus labios, paralízame.
Desnuda mis manos, hazme sentir de nuevo,
Que por momentos un desvelo tiene sentido.

¡Ho!, preciosa estrella, bella y reluciente, ardiente de pasión,
Trata de ocultar mi mente, con un golpe de deseo galopante.
Déjame ser tu jinete de fantasías, déjame ser el amor.
Ya suéltame de este corral, déjame recorrer el viento.

¡Enciende la pasión que al fuego intimida tanto!
¡Arranquémonos la piel, y hagamos de ella un refugio!
¡Se lo que sientes, también lo siento!
¡Creo saber lo que piensas, también lo pienso!