No alcanza tierra, espacio, piedras,
Ni toda el agua del mundo, o el cielo,
Ni millones de galaxias, o infinitas estrellas,
Para poner mi sufrimiento a dormir, por culpa de ella.
Cuando alcanzo a sentir un pequeño hilo de olvido,
Un enorme ovillo traicionero me choca de atrás, es la mente.
Se enrosca en mi alma, se funde en mi cuerpo, y corrompe mi día.
Ya no me muevo, ya no como solía hacerlo antes, cuando sonreía.
Un sigiloso recuerdo roza mi corazón, por cada segundo,
Y dependiendo de las horas, se hace intenso, o leve.
Se que esta vez, la salida no es opción, simplemente hay una,
Y la ilusión que me aliviaba, se haya perdida, en aquel lado oscuro, el que tiene la luna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario